jueves, 29 de abril de 2010

Slow

Hace algunos años llegó a mis manos Elogio de la Lentitud, un interesantísimo libro experiencial escrito en primera persona por Carl Honoré. Este ejecutivo del sector publicitario vivía su existencia como una contrareloj permanente. Velocidad y superficialidad eran todo uno. Pero vivió un momento álgido de sinsentido que le hizo despertar. Sucedió en una librería, cuando se vió a si mismo comprando unos libros de cuentos para su hijo, cuentos para ser leídos en un minuto.

Se dió cuenta de que vivir con el "fast forward" no era realmente vivir. Así empezó a investigar los beneficios de desacelerar el ritmo y encontró perlas como la vinculación entre la productividad y el placer.

Hay muchos profesionales que se han dado cuenta de esto, que nadan contracorriente en sectores a veces tan complicados como el de la sanidad pública. En este post del doctor Casado encontramos algunas pistas para la reflexión.

Por nuestra parte queremos proponer una iniciativa: salir a pasear en algún momento de la jornada con un compañero. Se trata de un paseo tranquilo de 20 minutos por el barrio de tu oficina. Se trata de charlar, se trata de observar, de estar atentos. Nosotros esta semana hemos inaugurado las reuniones a pie. Son fantásticas.

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